Para que os hagáis una idea, por debajo de 20 apenas lo percibimos. Una conversación normal suele estar entorno a los 40 dB. Por eso, los proyectores que más se acerquen a 20 serán los más silenciosos. Y aquellos que pasen de 40 llegan a ser molestos.
Como es lógico, esto es un aspecto que influye más en el entorno doméstico que en el profesional. Puesto que en una oficina o una clase, las conversaciones o la charla del ponente taparán el ruido generado.